En alguna ocasión hemos hablado de la artroscopia. Se trata de una de las intervenciones más frecuentes en traumatología (700.000 en EEUU, y más de 150.000 en United Kingdom-UK), pues la indicación en rodillas dolorosas resistentes al tratamiento médico es cada vez más común habida cuenta las numerosas imágenes degenerativas que se descubren en las pruebas de imagen (RX, TAC o RMN). Sin embargo, es conocido que estas imágenes también se encuentran en pacientes asintomáticos si problemas aparentes en la rodilla, lo que no justificaría y pondría en duda la intervención quirúrgica. Por ejemplo, la degeneración del menisco con rotura es frecuente en la edad media de la vida.
Es por esto que comentamos esta revisión sistemática con metaanálisis de esta técnica aplicada a la meniscetomia parcial o a la desbridación (limpieza de la articulación) o ambas juntas, en pacientes de edad media o mayores con rodilla dolorosa con o sin signos radiológicos degenerativos de la articulación. Como objetivo primario se midió el dolor y la función de la articulación. Los ensayos clínicos aleatorizados (ECA), que se utilizaron en el análisis valoraron los beneficios e inconvenientes de la técnica. Estos ECA se identificaron a partir de las bases de datos médicas de Medline, Embase, CINAHL, Web of Science, y la Cochrane Central Register of Controlled Trials (CENTRAL) hasta agosto del 2014.
Se identificaron en total 9 ECA con 1270 pacientes, con edad entre 49,7 y 62,8 años seguidos entre 3 y 24 meses, que evaluaron los beneficios y daños de la cirugía artroscópica en pacientes con rodilla dolorosa y/o artrosis. Los ECA compararon la artroscopia con el ejerccio físico o la cirugía simulada en paciente con un dolor según escala analógica visual entre 36-63 mm de una escala entre 0-100 mm.
El análisis se hizo sobre los resultados de entre los 3 hasta los 24 meses tras la intervención. Según esto se encontro una pequeña diferencia a favor de la artroscopia frente a los controles en la gradación del dolor (efecto del tamaño de la reducción del dolor fue de 0,14, IC 95% 0,03-0,26), que correspondió a un beneficio del 2,4 mm (IC 95% 0,4-4,3) en una escala analógica visual de 0-100. La reducción del dolor fue similar a la que genera el paracetamol (0,14) pero menos que la producen los antiinflamatorios no esteroidesos (0,29) o el ejercicio físico (0,5 -0,68 según la dosis y perioricidad).
Sin embargo, a lo largo del tiempo (3-6 meses) la artroscopia generó un beneficio muy pequeño de 3-5 mm para el dolor que se pierde más allá de los 24 meses. A su vez, no se generan beneficios estadísticamente significativos en la función física (efecto de tamaño de 0,09, IC 95% 0,05-0,24).
Los estudios señalaron que esta técnica puede tener efectos secundarios adversos graves, entre los que destacan la trombosis venosa profunda con 4,13 eventos por 1000 artroscopias (IC 95% 1,78- 9,60), el embolismo pulmonar (1,45 por 1000 artroscopias), la infección (2,11 por 1000 artroscopias) o la muerte (0,96 por 1000 intervenciones), no que no es un asunto baladí.
Concluyen, que la artroscopia en la rodilla con signos de artrosis genera un beneficio pequeño que se pierde más allá de los 2 años de la cirugía. Esta intervención a su vez no está exenta de daños.
Según este metaanálisis y teniendo en cuenta los beneficios y riesgos de la técnica no se recomienda utilizar la artroscopia en personas de edad media o mayores con rodilla dolorosa con sin signos de artrosis.