La Food and Drug Administration de Estados Unidos (FDA) venía utilizando desde 1979 un código de letras (A, B, C, D y X) para clasificar los distintos niveles de riesgo que presentaban algunos medicamentos para las pacientes embarazadas. Este sistema se tiene en cuenta habitualmente también para valorar el riesgo de las trabajadoras sanitarias encargadas de manipular o administrar estos medicamentos, como una medida del riesgo de exposición laboral. Desde el año pasado se ha sustituido este sistema de clasificación por una explicación más detallada sobre los riesgos asociados al embarazo, la lactancia y potencial daño reproductivo para hombres y mujeres, que huye de una generalización y pretende ofrecer una información suficientemente elaborada para afrontar un tratamiento, valorando riesgo/beneficio, a ser posible en cada caso concreto.