Es la primera vez que el síndrome de túnel carpiano -dolencia degenerativa asociada a otros colectivos como las camareras de piso o las limpiadoras- es considerado enfermedad profesional de un trabajador de la seguridad privada.
En el caso concreto de este empleado, según reconoce la sentencia de primera instancia, la dolencia está “vinculada estrechamente a la manipulación de cargas, posiciones forzadas en el trabajo” y, sobre todo, a la “utilización de herramientas que generan vibraciones”.